
XI. Colaboración
Valoramos la unidad en Cristo por encima de las diferencias denominacionales, destacando lo que nos une, pero al mismo tiempo apreciando nuestra identidad como parte de la Iglesia Metodista Libre.
Valoramos la unidad en Cristo por encima de las diferencias denominacionales, destacando lo que nos une, pero al mismo tiempo apreciando nuestra identidad como parte de la Iglesia Metodista Libre.
Nuestra adoración, más allá de lo musical, incluirá todas las prácticas que nos acerquen a la gracia y al poder de Dios, de manera creativa y relevante.
Amamos a Dios, al prójimo y a la creación, uniéndonos a su obra redentora. Dios envió a su Hijo por amor, y nosotros hemos sido enviados para representar a Cristo en el mundo.
Nos enfocamos en que Cristo sea formado en nosotros mediante prácticas individuales y comunitarias que transformen nuestra vida en todas sus áreas: familia, educación, trabajo, negocios, participación cívica, ayuda social, y servicio en la iglesia local y global.
Al estar unidos a Él, aspiramos a reflejar su carácter conforme a su Palabra, viviendo en su gracia y siendo guiados por el Espíritu Santo. Este llamado no es una carga pesada, sino una respuesta de amor que nos impulsa a vivir con fe, esperanza y amor hacia Dios y hacia los demás.
La salvación no es solo el perdón de los pecados, sino una unión con Cristo en una relación de pacto. Jesucristo es quien revela el carácter amoroso de Dios, quien nos busca y nos llama a reconciliarnos con Él.
Él es el Señor y fundamento de la iglesia, el centro de nuestro amor y fidelidad.
En Él estamos unidos por amor, en una relación profunda con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
No la leemos solo para adquirir conocimiento, sino para encontrarnos con el Dios trino, leyéndola a la luz de su persona y de la historia de salvación, y para ser transformados tanto individualmente como en comunidad.