Karina Gutiérrez Seguel y Mario Bravo-Lamas, 26 de Julio de 2025
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“A nivel mundial, las personas pasaron un promedio de aproximadamente 7 horas diarias frente a una pantalla en 2020, y se proyecta que esta cifra aumentará para 2050. Para la mayoría del mundo, la era digital está moldeando nuestras relaciones, deseos, química cerebral, toma de decisiones, carácter y nuestra formación en la fe para seguir el camino de Jesús”.
La misión digital como expresión contemporánea de la iglesia
Vivimos en un mundo donde lo digital ya no es accesorio, sino parte esencial de la vida cotidiana. Las personas se informan, conversan, trabajan y buscan sentido a través de sus pantallas. En este contexto, surge una pregunta vital para la iglesia de hoy: ¿puede la comunidad cristiana florecer en un entorno digital? La respuesta es un sí claro y esperanzador.
Beta.Church nace como una iglesia híbrida y misional, profundamente comprometida con la formación espiritual, que quiere llegar a quienes se han alejado de la fe o nunca han sido parte de una iglesia sin diluir el evangelio. Lo hacemos porque reconocemos que muchas personas han sido heridas por experiencias religiosas, otras simplemente no encuentran una comunidad cristiana sana cerca, y muchas más solo se animarían a explorar la fe desde la seguridad de su propio espacio, como quienes jamás cruzarían el umbral de un templo, pero sí aceptarían una invitación a conectarse desde su espacio seguro. O quienes necesitan ser acompañadas en su proceso antes de llegar a confiar o comprometerse con una comunidad cristiana.
Comenzamos digitalmente no por comodidad, sino por convicción. Porque ahí es donde la gente vive hoy. Y porque creemos que el Evangelio tiene algo profundo y hermoso que decir en los hogares, las conversaciones por videollamada y las publicaciones en redes sociales. Este enfoque no es una concesión a la comodidad, sino una respuesta estratégica y pastoral al contexto contemporáneo. Donde no reducimos la iglesia a lo digital, pero sí lo abrazamos como campo misionero legítimo y fecundo.
De esta forma, Beta.Church busca romper las barreras físicas para llevar el discipulado y la comunidad cristiana a donde la gente realmente está — muchas veces, en la intimidad de sus pantallas, hogares, en su vulnerabilidad, y en busca de sentido.
Un enfoque bíblico y pastoral para un nuevo tiempo
En lugar de tratar las herramientas digitales como plataformas de promoción, ¿qué tal si las adoptamos como espacios para la presencia encarnada de Cristo?
En Hecho 1:8 se nos dice que la iglesia necesitó cruzar diferentes fronteras para alcanzar a otros con el testimonio de Cristo en el poder del Espíritu Santo; poder que no solo alimenta el testimonio y la vida en comunidad, sino que contextualiza a Cristo a las personas para que todos puedan escuchar en su propia cultura las maravillas de Dios (véase Hechos 2:11).
La iglesia primitiva, veían diferentes espacios como lugares de adoración, incluyendo los hogares que con la presencia del Espíritu Santo se transformaban en centros de oración, enseñanza y comunión (Hechos 2:42–47). Así, esperamos que con la presencia del Espíritu Santo seamos iglesia donde sea que estemos reunidos, incluyendo los espacios digitales.
Además, esto lo debemos ver desde el paradigma encarnacional de Cristo, el cual nos invita a no solo transmitir un mensaje sino que vivir de forma relacional en las comunidades donde Dios nos lleva, incluyendo los espacios digitales. Como dice Jesse Carbo, citando a los padres de la teología misional Lesslie Newbigin y David Bosch, la iglesia nace de nuevo en cada nuevo contexto y cultura,
“si el mundo digital del siglo XXI es un nuevo contexto, entonces la misión fiel requerirá que la iglesia encarne de nuevo el evangelio dentro de la cultura digital, para traducir eficazmente el evangelio inmutable al lenguaje, los símbolos y las prácticas de la vida en línea”.
En está línea el Congreso de Lausana 2024 afirmó que la gran comisión hoy debe considerar “La complejidad del panorama digital requiere esfuerzos evangelizadores para cruzar intencionalmente las fronteras digitales, yendo más allá de la simple difusión o reenvío de memes cristianos en redes sociales aisladas”.
La idea de comenzar e integrar los espacios digitales no se reduce a una moda ni una estrategia vacía, es la actualización creativa de principios profundamente bíblicos. Buscamos llegar hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8), y hoy eso incluye las redes, los podcasts, los grupos de WhatsApp. Nuestra convicción es que la misión de la iglesia no ha cambiado, pero sí sus formas. En un mundo donde gran parte de la comunidad humana ocurre en línea, la iglesia está llamada a habitar ese espacio con autenticidad, compasión y profundidad.
Una estrategia híbrida: de lo digital a lo presencial
A principios de 2025, Chile contaba con 18,6 millones de usuarios de Internet, cuando la penetración en línea era del 94,1 por ciento. En enero de 2025, Chile contaba con 14,8 millones de identidades de usuarios de redes sociales, lo que equivale al 74,7 por ciento de la población total.
Nuestro proyecto de plantación está diseñada en dos etapas, la primera es ciento por ciento digital, para luego pasar a abarcar espacios presenciales. En la primera etapa esperamos generar espacios de evangelización, formación espiritual y comunidad en línea, incluyendo la presencia en redes sociales (https://www.instagram.com/beta.church/; https://www.tiktok.com/@beta.church), espacios de discipulado digital y la realización de cursos evangelísticos digitales del ministerio Alpha (https://pruebaalpha.org).
Cuatro pilares del ministerio digital de Beta.Church | |||
1. “Calentando motores” | 2. Evangelismo y discipulado | 3. Comunidad | 4. Adoración |
Contenido devocional en Instagram y TikTok | Reuniones en grupos pequeños de oración y discipulado, y de evangelismo (grupos Alpha) en Zoom | Creación de espacios de comunidad mediante canal de difusión en Instagram o grupo privado en WhatsApp | Reuniones de adoración en vivo (Tiktok, Youtube o Twtich) |
Desde Junio, 2025 | Desde Agosto, 2025 | Desde Octubre, 2025 | Desde Diciembre, 2025 |
En una segunda etapa, realizaremos reuniones en grupos pequeños en hogares, universidades, salones, cafés o espacios abiertos, con el propósito de evangelizar, formar comunidad y discipulado; para ello, junto con implementar grupos Alpha, espacios de discipulado y encuentros de adoración, también exploraremos formatos como clubes de lectura, participación en actividades universitarias o acciones de servicio comunitario —como la limpieza de playas— que nos permitan acercarnos a la comunidad. Todo esto será parte de una propuesta que contextualice y traduzca la fe de manera teológicamente sólida, que dialogue con las preguntas difíciles del mundo actual y acompañe tanto procesos de conversión, así como también de reconstrucción de la fe..
La etapa digital nos permitirá consolidar el proceso de discernimiento que iniciamos en el 2023. Nuestro interés es trasladarnos a una zona con poca presencia de iglesias evangélicas contemporáneas como es la zona de Concón, en la región de Valparaiso, donde además no hay presencia de nuestra denominación, la Iglesia Metodista Libre. Nuestro enfoque, en esta etapa, sigue siendo el mismo: llegar a quienes no tienen iglesia y evitar el “traslado de ovejas”. En ello, soñamos con comunidades que celebren la fe con creatividad, profundidad y belleza. Anhelamos colaborar con Dios en la formación de una comunidad saludable, viva, intergeneracional, contextualizada, centrada en Jesús y comprometida con reflejar su amor en lo cotidiano.
En este tiempo oramos por quienes se unirán a este proyecto, ya sea como parte del equipo ministerial o como personas comprometidas a apoyar en oración y con ofrendas. Paralelamente, avanzamos en varias áreas clave: establecer una conexión institucional con una iglesia, junta o comité de la Iglesia Metodista Libre de Chile que nos acompañe formalmente como agencia patrocinadora según el ¶6810 del Libro de Disciplina; formar un equipo ministerial de 2 a 3 personas con un fuerte llamado misional y de formación espiritual; organizar reuniones periódicas de oración abiertas a quienes deseen sumarse; y levantar los fondos necesarios para el sostenimiento del proyecto, invitando así a otros a participar activamente en la misión de Dios de esta forma.
¿Por qué es importante este proyecto hoy, en Chile?
“El cristianismo ha muerto muchas veces y ha resucitado, porque tenía un Dios que conocía la salida de la tumba”. G. K. Chesterton
El cristianismo ha muerto muchas veces y ha resucitado, porque tenía un Dios que conocía la salida de la tumba.
G. K. Chesterton
En el contexto chileno actual, profundamente marcado por el crecimiento del secularismo, la desafección hacia la religión institucional y una creciente crisis de sentido, especialmente entre las nuevas generaciones, creemos que es urgente replantear cómo la iglesia se presenta y se vive. Hoy, un 44% de los jóvenes chilenos no se identifica con ninguna religión (Encuesta Bicentenario UC 2023), mientras que el 80% de los chilenos sigue creyendo que la fe puede brindar ayuda en momentos de crisis (IPSOS 2023). A nivel global, también hay un renovado interés por Jesús entre las generaciones millennials y Z, aunque no necesariamente por las formas tradicionales de iglesia. Esto confirma que el problema no es la fe, sino cómo la comunicamos, vivimos y encarnamos. Además, muchas personas se han alejado de la fe o nunca encontraron un espacio donde explorarla con libertad, autenticidad y profundidad. Por lo cual, queremos ofrecer un espacio accesible, cálido, significativo, centrado en Cristo y guiado por el Espíritu.
Para esto se necesita ofrecer un mayor conocimiento bíblico ofrecido de forma relevante para las nuevas generaciones, dar pequeños pasos para acercarnos a quienes están a nuestro alrededor, dar respuesta a las preguntas difíciles, tener un gran compromiso con el discipulado (fe vivida) y hacer reuniones más amigables. Como menciona Angela Halili en el podcast Girls Gone Bible: “Veo personas que se encuentran con Jesús, pero no tienen idea de cómo seguirlo o vivir según la Palabra. No tienen comunidad”. De esta forma, Beta.Church surge como una comunidad misional híbrida (digital y presencial) que desea ofrecer un camino diferente: accesible pero profundo, moderno pero bíblico, relacional pero centrado en Cristo, híbrido pero encarnado, misional y formativo. En palabras de Dave Ripper en Experiencing Scripture as a Disciple of Jesus señala que “la formación espiritual no fue concebida como un complemento al trabajo de la iglesia, porque la formación espiritual es la misión de la iglesia”. Por eso, queremos formar discípulos maduros que vivan su fe de lunes a domingo, en sus hogares, trabajos, redes y relaciones. En este contexto entenderemos discipulado no como consumir contenido, sino como seguir a Jesús juntos, paso a paso, en comunidad, tanto digital como presencialmente.
¿Cómo se alinea este proyecto con la visión Metodista Libre?
Los creyentes se reúnen regularmente para tener comunión, edificación y capacitación mutuos (La Iglesia Metodista Libre se propone ser representativa de lo que la iglesia de Jesucristo debería ser en la tierra. Por lo tanto, requiere un compromiso específico con respecto a la fe y la vida de sus miembros ¶121; véase Hechos 2:42; Romanos 12:4-6).
Libro de Disciplina 2023, Iglesia Metodista Libre, ¶6070
Este enfoque está en plena consonancia con la Iglesia Metodista Libre, que promueve la plantación de iglesias comunitarias como “un proceso integrado en el cual los discípulos forman a discípulos mientras participan en el ministerio de establecer nuevas iglesias en comunidades que necesitan más iglesias”. Siendo esto parte de los modelos de hacer iglesia en grupos pequeños, los cuales buscaremos realizar desde la tradición metodista, y la búsqueda de la participación mutua en el proceso de conocer a Cristo y la formación espiritual. Así, fomentando la formación de otros para trabajar en equipo, en conformidad con el sacerdocio de todos los creyentes. La plataforma que se adecua al modelo plateado es la Plantación de Iglesias por Discípulos (PID), en la que obreros bi-ocupacionales son estratégicamente ubicados para sembrar comunidades. En coherencia con esto, destinamos la otra mitad de nuestra ocupación a la formación bíblica y espiritual en seminarios y proyectos como cristoforma.org.
Estas convicciones también están en conformidad con el Libro de Disciplina 2023 de la Iglesia Metodista Libre, especialmente en lo expresado en los párrafos:
- ¶122: “Según la palabra de Dios y la costumbre de la iglesia primitiva, la adoración pública, la oración y la administración de los sacramentos, deben efectuarse en un lenguaje entendido por el pueblo.”
- ¶6070: Los creyentes que se reúnen están unidos en amorosa comunión de pacto en torno a la presencia trinitaria del Único Dios verdadero: el Padre, el Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo (véase Mateo 28:19; Juan 14:26).
- ¶6800: El cumplimiento de la Gran Comisión y de la misión de la Iglesia Metodista Libre requiere iglesias locales más grandes, crecientes y efectivas, así como más y variadas iglesias. Llegar a las personas no alcanzadas es el motivo para la fundación de nuevas iglesias. Cada iglesia debe estar deseosa y abierta a ganar a todas las personas para Cristo e incorporarlas a su membresía. Sin embargo, dentro de cada grupo de población hay personas que, debido a la distancia geográfica o a las diferencias lingüísticas o culturales, pueden ser alcanzadas más fácilmente por nuevas iglesias que por las ya existentes. Se necesitan estrategias creativas y múltiples estilos de ministerio.
- ¶6080: “De acuerdo con el espíritu del párrafo 6040, siempre que las iglesias nuevas vivan dentro del marco de los fundamentos no negociables, (¶6040), son libres de ser creativas en la expresión de la iglesia”.
- ¶6860: “Dado que consideramos la efectividad evangelizadora como nuestra máxima prioridad, afirmamos que la actividad apostólica en los campos de cosecha creará muchas formas y trayectorias diferentes para los nuevos grupos de discípulos. En sometimiento a la enseñanza de Jesús sobre la necesidad de odres nuevos para el vino nuevo, optamos por confiar en nuestros líderes apostólicos, permitir la innovación y la flexibilidad organizativa en la creciente frontera de la Iglesia Metodista Libre, y evitar la creación de límites institucionales rígidos que limiten la rápida expansión del reino. Confiamos en que, con el tiempo, los hacedores de discípulos piadosos y los fundadores de iglesias ayudarán a muchos de los nuevos discípulos y grupos a acoger las realidades distintivas de la Iglesia Metodista Libre según la dirección de Dios.”.
Como lo recuerda el Manual de Plantación de Iglesias Comunitarias, y como lo afirma Mateo 16:18, la responsabilidad última del establecimiento de la iglesia recae en el Señor Jesús. Sin embargo, Lucas 5:4-6 nos muestra que Dios, en su gracia, escoge usar como instrumentos a sus discípulos y los recursos que ellos tienen. En este espíritu, Beta.Church se propone ser una respuesta fiel, contextualizada y esperanzadora a la misión de Dios en Chile, para esta generación y las que vienen.
Conclusión: sembrar iglesia con sabiduría y fe
Cualquiera que sea la plataforma, debe servir para dar y recibir amor y practicar ministerios mutuos para la vida del mundo que Dios ama, en lugar de reforzar el consumismo. Desde el culto hasta el discipulado, la formación de la comunidad hasta el alcance misional, conectando nuestras expresiones reunidas y dispersas, las formas de iglesia en la era digital continúan explorando la intersección de la técnica digital y la base teológica, con el objetivo de reflejar a Dios tanto en la vida en línea como en la vida cotidiana de las personas.
Lo que estamos haciendo en Beta.Church no es un experimento ni un proyecto más, sino una forma honesta, misional, teológicamente robusta y culturalmente sensible de plantar iglesia hoy. Es una comunidad que crece como red y como cuerpo, que escucha las preguntas de las nuevas generaciones y responde con fidelidad al llamado eterno de Jesús: “Ahora, mientras son llevados, hagan discípulos de todas las naciones” (Mateo 28:19). No se trata solo de estar en línea, sino cumplir la gran comisión de hacer discípulos al encarnar el Evangelio en todos los espacios posibles —digitales y presenciales— con sabiduría, amor y profundidad.
Sabemos que la iglesia digital no reemplaza el encuentro presencial, pero sí lo prepara, lo complementa y lo extiende. En un mundo donde muchos no asisten a una iglesia física, pero siguen buscando guía espiritual, nuestro modelo responde con realismo y esperanza. Es un terreno fértil donde muchos pueden dar su primer paso de fe, acercarse con libertad y comenzar un camino de transformación. Por eso, creemos que el entorno digital es parte del campo misionero que Dios nos ha confiado. Lo que se está sembrando aquí, con humildad y visión, tiene el potencial de dar fruto abundante para la gloria de Dios y para el bien de una generación que anhela verdad, comunidad y esperanza. Estamos convencidos de que hoy más que nunca se necesita una iglesia que escuche, que acompañe, que forme y que ame. Y es nuestra responsabilidad estar allí. Y lo que se está sembrando aquí —con fidelidad, amor y visión— tiene el potencial de dar fruto abundante para la gloria de Dios.